El estudio “Brechas de Género en el Mercado Laboral en Euskadi” encargado por Emakunde a la Catedrática de Economía, Universidad del País Vasco Sara de la Rica concluye que la segregación ocupacional por sexo es el factor que más incide, hasta un 35%, en la brecha salarial entre mujeres y hombres; una segregación por la que mujeres y hombres se ocupan en profesiones vinculadas a los roles de género y en la que se observa que la brecha salarial aumenta progresivamente cuantas más mujeres hay en una ocupación.
Según el estudio, el grado de feminización/masculinización de las ocupaciones es un factor determinante de la brecha en el salario/hora, pues ésta aumenta notablemente a medida que la proporción de mujeres en una ocupación crece y viceversa. De hecho, en las ocupaciones más masculinizadas la brecha es del 9%, mientras que en las más feminizadas alcanza el 14%. El estudio documenta que la segregación ocupacional por sexo está detrás del 35% de la brecha salarial.
Sara de la Rica ha realizado esta investigación junto con las investigadoras Lucía Gorjón y Ainhoa Vega, a partir de los datos de la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales de Euskadi y en el marco de la Estrategia y el Plan Operativo de Acción para reducir la Brecha Salarial en Euskadi.
Otra de las conclusiones del estudio es que mujeres de todas las edades (jóvenes, adultas y mayores) con todo tipo de niveles educativos (con estudios obligatorios formación profesional y estudios superiores), con todo tipo de contratos y jornadas (indefinidos y temporales, a jornada completa y parcial) y en todo tipo y nivel de ocupaciones soportan brecha salarial. Algunos de los resultados obtenidos:
Brechas en el salario mensual. El salario mensual es, sin duda, la variable que mejor refleja el poder adquisitivo. Por definición, es el resultado de las horas trabajadas al mes y del salario/hora. La brecha observada en el salario mensual alcanza el 24%, es decir, los hombres ganan de media un 24% más que las mujeres al mes. Esta brecha se debe, por una parte, a una brecha en horas trabajadas del 14% y, por otra, a una brecha en salario por hora de un 11% – los hombres cobran por hora trabajada un 11% más que las mujeres.
Brechas en las horas trabajadas. Uno de los factores que contribuye a la generación de la brecha es el número de horas trabajadas en el mercado laboral (una brecha del 14%). La jornada parcial afecta únicamente al 7% de los varones, frente al 25% de las mujeres en Euskadi. La parcialidad es, en consecuencia, casi en su totalidad femenina y además altamente involuntaria, pues dos de cada cuatro mujeres que trabajan a tiempo parcial dicen hacerlo por no poder trabajar a jornada completa y una de cada cuatro dice hacerlo por el cuidado a familiares.
Brechas en el salario/hora y factores que la determinan. La brecha observada en el salario/hora es del 11%, es decir, los hombres reciben un 11% más que las mujeres por hora trabajada. Estas diferencias podrían deberse a múltiples factores, entre ellos diferencias en el capital humano, en las condiciones laborales o en otros factores que los datos no permiten capturar, entre los que no se descarta la discriminación salarial directa. Uno de los principales resultados obtenidos en el estudio es que la brecha salarial por hora sería mayor (del 14,7% en lugar del 11%) si no fuera porque las mujeres adquieren niveles educativos superiores al de los varones. Esto indica que el mayor nivel educativo de las mujeres en Euskadi mitiga sensiblemente la brecha que se observa en el salario/hora.
Para reducir la brecha salarial, el informe apunta medias que promuevan la corresponsabilidad social en los cuidados por parte de los hombres, las instituciones públicas y las empresas, medidas para hacer frente a la alta tasa de parcialidad no deseada de las mujeres pero también medidas que contribuyan a racionalizar y equilibrar las horas dedicadas al trabajo remunerado por parte de mujeres y hombres, seguir apostando por la formación como estrategia para mejorar la inserción laboral y la retribución salarial, sobre todo, en el caso de las mujeres, medidas para que la elección académica y la vocación profesional no sigan estando condicionadas por los estereotipos y roles de género, y la exigencia de transparencia salarial a las empresas y la inspección laboral para la detección de situaciones de discriminación salarial.