‘Alimentación y cáncer: Dime qué comes y te diré cómo te sienta’ es el nombre del Trabajo Fin de Grado (TFG) de Leticia Eguiraun, graduada de Medicina de la UPV/EHU. El estudio, dirigido por el profesor y médico Iñaki Xarles Irastorza Terradillos, ha recibido un 10, por lo “bien definidos, estructurados y resueltos que están, tanto la hipótesis como los objetivos, métodos y conclusiones”. Asimismo, Eguiraun presentó algunos de sus resultados en la jornada ‘Conociendo lo que comemos, comiendo lo que conocemos’, organizada por Osakidetza y la UPV/EHU.
Para la elaboración de su TFG, Leticia Egiraun debió realizar un arduo trabajo de investigación. “He tenido que leer mucho y organizar bien las ideas para que el trabajo se entendiera y tuviera sentido. Al ser un tema tan extenso y controvertido, hay muchos artículos al respecto, y algunos se contradicen entre ellos, por lo que he realizado una importante revisión bibliográfica”, señala.
“El principal problema es que hasta ahora los estudios que han investigado sobre la relación entre la dieta y el cáncer lo han hecho mediante comparaciones a posteriori, es decir, se ha estudiado la dieta en pacientes ya diagnosticados de cáncer. No se ha cogido a un grupo de personas, se les ha dado de comer 100 gramos de carne roja al día y se les ha seguido a largo plazo para ver si desarrollan un cáncer de colon o no, por eso hay dudas respecto a la relación entre cáncer y alimentación todavía. Sin embargo, con estudios hechos sobre animales sí se ha demostrado que a nivel celular y genético los alimentos producen efectos que pueden influir sobre la aparición (o prevención) de tumores y otras enfermedades”, observa.
Las conclusiones del trabajo indican que aunque “suene a tópico”, lo más importante es llevar “una dieta variada y equilibrada” intentando “consumir menos” de aquellos alimentos que han demostrado ser “más perjudiciales, como la carne roja, los carbohidratos refinados o el alcohol”. “Eso no significa que se vaya a tener un cáncer por comerse un chuletón o un bollo, ni mucho menos, pero en exceso estos alimentos sí pueden contribuir, junto con otros factores, a un mayor riesgo de desarrollar ciertos tumores. Aunque llevar una dieta sana no te asegura que no vayas a tener un cáncer (lo mismo que no fumar no te exime de tener un cáncer de pulmón), se trata de reducir el riesgo en la medida que podamos”, sentencia.