Altza Apain es una iniciativa del programa Donostia Apain de Donostia Kultura cuya misión es poner en valor los barrios de la ciudad a través del arte. Para ello, en los próximos años organizará encuentros de artistas muralistas que en cada edición se llevarán a cabo en un barrio distinto.
El programa pretende reivindicar la capacidad del arte pictórico para revitalizar y dignificar un entorno urbano público. Mediante los trabajos en los barrios de una selección de artistas locales e internacionales, Donostia Apain quiere demostrar que el arte urbano puede ir mucho más allá del grafiti vandálico y ofrecer referencias y modelos de “buenas prácticas” en intervención urbana.
Espacios en desuso o en decadencia podrán pasar a ser nuevos puntos llenos de vida y color para el disfrute colectivo. Así, se logrará regenerar elementos deteriorados, aportar un valor añadido al paisaje urbanístico, dinamizar el tránsito peatonal y expandir espacios de ocio a las zonas en las que se va a intervenir.
Gracias a la colaboración publico-particular, las calles y paredes vecinales se convertirán en el mejor taller de trabajo, el mejor lienzo y la mejor galería. Serán una ventana abierta al resto de la ciudad y visitantes, subrayando las calles en el mapa y favoreciendo un interés cultural y turístico diferente hacia su barrio.
Cada vez es mayor el número de eventos de arte callejero y Donostia Apain aspira a adquirir un peso específico en la programación cultural del territorio erigiéndose en una propuesta que prevalezca en el tiempo al adaptarse y reinventarse en cada nueva edición.
ORIGEN
Los orígenes de la iniciativa se encuentran en Loiola Apain, el encuentro de arte urbano que arrancó en el marco del festival de participación ciudadana Olatu Talka, en su décima y última edición de 2019.
Las obras murales realizadas durante el festival (un mural de Marcos Navarro en Plazaburu kalea y un mosaico de Javier De Riba en Igeltegi Pasabidea) evidenciaron la capacidad del arte para revitalizar un entorno urbano que, como el de Loiola, reclamaba atención.
La calidad de los materiales utilizados y el tratamiento de las superficies pintadas, además del evidente embellecimiento estético, repercutieron positivamente en el mantenimiento de las fachadas. Ambas mejoras tuvieron una gran acogida en las comunidades vecinales objeto de intervención, lo que supuso el impulso definitivo del proyecto.
Tras los trabajos realizados en primavera como pruebas-piloto, se retomó el programa en otoño con la realización de cinco obras obras más. Si bien el elenco final de artistas participantes fue heterogéneo en su procedencia, todos compartían la vinculación con la ciudad y el barrio.
Desde entonces, el barrio ha mostrado gran consenso en el aprecio por las obras que en este momento ya son tanto un motivo de orgullo y seña de identidad, como un nuevo atractivo cultural del barrio.
Tal es el caso que la iniciativa Loiola Apain perdura y ademas de realizar visitas guiadas semanales a estas y otras obras existentes en el barrio, el Centro Cultural Loiola tiene previsto la realización de dos obras murales más en coordinación con Altza Apain.